viernes, 9 de octubre de 2009

CON FALDAS Y A... DIRIGIR, A PRODUCIR, A ESCRIBIR GUIONES!



Con motivo de la elaboración de la Orden Ministerial que desarrolla la Ley del cine, incluyendo medidas de fomento de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, se han desencadenado infundadas críticas y publicado tergiversados artículos de opinión o no.

Sin embargo ni un reproche al modo en el que, hasta el momento, los hombres se han beneficiado de su particular feudo, manteniendo a las mujeres alejadas de la posibilidad de elegir libremente, es decir, en igualdad de condiciones.

Repasando las objeciones que se han hecho a este respecto, sólo puedo comprobar que ninguna persona honesta intelectualmente puede negar la discriminación de las mujeres. Dejemos de engañarnos, son las oportunidades, el acceso a la educación, el ser o no dueñas de nuestro tiempo, la lucha contra los estereotipos sociales, la participación en los órganos de decisión, el reparto de las responsabilidades familiares, lo que ha determinado los resultados, no la capacidad.

Estos resultados, centrándonos en el ámbito del cine (según el estudio “Mujeres y hombres en el cine español”) suponen que las mujeres actualmente ocupen sólo un 10% de los puestos de dirección, un 20% en la categoría de guionistas y un 30% en la de dirección artística.

Es esta situación patente de desigualdad la que trata de paliar el Gobierno utilizando para ello las acciones positivas, instrumento considerado internacionalmente como esencial, si hay voluntad política de acelerar el proceso para lograr la igualdad. Y lo hace además en cumplimiento de la obligación que nuestra Constitución impone a los poderes públicos de promover las condiciones para la igualdad real y efectiva.

Concretamente la medida propuesta cuenta ya con el aval del Tribunal Constitucional en nuestro país, y también del Tribunal de Justicia de
la Unión Europea, y consiste (a pesar de todo lo que se ha escrito) en una discriminación positiva que sólo se aplicará a películas de bajo presupuesto y cuando haya igualdad de condiciones como calidad, presupuesto y otros parámetros.

En definitiva, creamos un mecanismo corrector razonable, proporcionado y aplicable en tanto subsista la situación de desequilibrio, que pretende que una mujer igual de capacitada y competente, no por ser mujer, sino a pesar de serlo, pueda conseguir lo mismo que un hombre.

Gloria Del Valle



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