Albert Einstein dijo que “lo más bello que podemos experimentar es el misterio” y en este principio se basó el homenaje al mago Robert Houdin que tuvo lugar en la noche de ayer en con motivo de las fiestas de la ciudad. Ante la impaciencia de los más pequeños y la calma de sus padres, los asientos colocados frente al escenario de María Pita se fueron llenando hasta no dejar ni un hueco libre. El espectáculo comenzó con el propio Houdin, o más bien su voz, relatando su trayectoria profesional y su pasión por la magia, una ilusión que conservó durante toda su vida y que, como explicó Kiko Pastur, mago y conductor de la gala, lo convirtió en el “padre de la magia moderna”.
Los primeros en arrancar los aplausos fueron los franceses Erick Lantin&Valerie, que ofrecieron un espectacular truco en el que los paraguas no atravesaron a la artista francesa pese a haberse metido dentro de una caja de cartón que su compañero atravesó sin piedad.
Tras la introducción de Kiko Pastur, que puso una nota de humor en todas sus aportaciones, salió a escena Arkadio, ganador el año pasado del premio más prestigioso en lo que a magia se refiere, la “Varita de Oro” de Montecarlo. Sin necesidad de hablar y con la indumentaria elegante tan típica en los ilusionistas de época, el burgalés hizo aparecer cartas y más cartas, palomas de impecable color blanco y hasta dos papagayos, uno blanco y otro de colores. Todo para deleite de un público entregado y que, por qué no, intentaba averiguar cómo lo hacía.
La gala también tuvo su guiño al último cine más comercial y a la película “El ilusionista” que “está basada en Houdin”. Como en el filme, sobre el escenario se vio florecer y tener frutos en directo a un naranjo, aunque el truco no salió todo lo bien que se podía esperar.
El siguiente en entrar en escena fue Román García, mago coruñés y hermano de Kiko Pastur, que ofreció un espectáculo de “magia cercana”. “Es magia proyectada con grandes pantallas y con testigos en el escenario”, confirmó Pastur, que se encargó de elegir a los participantes. Y el broche de oro lo pusieron de nuevo los magos franceses, los “grandes ilusionistas” que lograron convertir a una de las partes de dúo, Valerie, en una serpiente, una pantera y un espectacular tigre.
(El Ideal Gallego)
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