Contaba ayer Joan Busquets, el urbanista catalán encargado de diseñar las líneas maestras del nuevo plan general coruñés, la sorpresa que se llevó al encontrarse en Canadá una maqueta de la torre de Hércules. «Esto da una muestra de lo conocida que es en todo el mundo», destacaba, para a continuación llamar la atención sobre la necesidad de poner en valor el monumento con un parque que aumente la zona verde que actualmente la envuelve.
Por este motivo, Busquets, que ayer presidió el seminario sobre Las estrategias de la ciudad en el siglo XXI, organizado por el Ayuntamiento, aseguró que comprende la decisión de la Xunta de prohibir la construcción en la zona de protección del monumento, «porque la distinción como patrimonio de la humanidad demanda este tipo de precaución», Y es que, argumentó el urbanista, «catedrales hay muchas, pero torres como esta hay pocas en el mundo».
El urbanista, que ayer pudo pisar por primera vez los corredores verdes que hasta ahora solo había visto sobre el papel, defendió la iniciativa del Ayuntamiento «de poner en marcha experiencias piloto, espacios que privilegien al peatón y que van a tener un impacto positivo en el comercio». Pese a defender sus bondades, no renegó de las críticas surgidas a una idea salida de su lápiz: «En Barcelona pasó con las plazas, la gente discutía si quería más o menos bancos, más árboles... Es bueno que las personas critiquen, discutan y haya opiniones diversas». No solo eso. Busquets incidió en la necesidad de combinar esos espacios que recuperan terrenos para el peatón «con actuaciones a gran escala, grandes infraestructuras».
Porque, entiende el urbanista, «A Coruña pide la intermodal a gritos». Una estación en la que, reiteró, no solo albergará líneas de tren y autobuses, sino que tiene que reservar espacio «para los taxis, las bicicletas y el tranvía». Y es que «lo que a medio plazo necesita la ciudad es una red de tren con la metrópolis y el tranvía, un medio sostenible, que lleva a 60 personas con un consumo casi cero», porque aunque Busquets no es «enemigo del coche», cree en la necesidad de recuperar las calles para los peatones para que no se conviertan en algo agresivo «como sucede en Madrid o Barcelona».
Un punto en el que coincidió con Salvador Rueda, redactor del plan de movilidad que acompañará al nuevo PGOM, y que ayer defendió la necesidad de aportar ideas de vanguardia «aunque el contexto no esté preparado para admitirlas». En ese sentido, aclaró que su idea de las supermanzanas -un conjunto de calles enmarcado por grandes arterias de circulación para disminuir la presión del tráfico en las vías interiores-, que ahora quiere importar a A Coruña, tuvo que vencer en su día fuertes reticencias.
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