jueves, 19 de marzo de 2009

Con la Iglesia hemos topado

Aprovechando los festivos de navidad y estirando unos días más de vacaciones, un par de amigos y yo nos fuimos a África, a Malawi, un país de esos de la lista de los más pobres del mundo, sin economía, autárquico, sin servicios de ningún tipo, con escuelas de paredes de adobe y techo de lata, con sanidad en manos de ong’s y organizaciones religiosas. Un país donde la economía familiar gira en torno a la mujer, a su trabajo en el campo, al cuidado de unos pocos animales si tienen la suerte de tenerlos, un país donde la malaria hace estragos, el alcoholismo es común entre los hombres y la falta de futuro se palpa en los rostros de sus habitantes.

Estando en sitios así donde el sida es común y se lleva cada año a miles de personas ¿cómo es posible que un papa no sea capaz de leer entre líneas y moderar su discurso contra el uso de los preservativos? Pura desconexión con la realidad, exactamente igual que los de la campaña del lince, o de los que no se alegran de que un niño que acaba de llegar salve la vida a su hermano; si quieren preocuparse de la gente que tiene necesidad, sobre todo en África, en vez de excomulgar a quienes posibilitan que una niña violada aborte, que lo hagan con esos directivos agresivos de multinacionales que cobran primas pagadas con dinero público y cercenan toda posibilidad de futuro en estos países con ingerencias que llegan al extremo de colocar o sacar a “líderes” políticos locales a su antojo. Ciertos actos de la iglesia se pueden calificar cuando menos de obscenos.

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