La montaña tiene algo que atrae y atrapa a quien la prueba, naturaleza, libertad, y porque no decirlo, ciertas dosis de riesgo que hacen que la lucha con uno mismo para seguir adelante como parte de un entorno bello, hostil y a la vez que respetado, sea contínua.
Ese espíritu esperamos que mantenga Óscar Pérez, un alpinista de los de verdad, con pasión por la montaña, de los que sube sin oxígeno y una tribu de sherpas a su alrededor, de los que afronta cada paso como un nuevo reto personal con y contra uno mismo y no como una foto para colgar en un despacho tras dejar una ladera llena de desperdicios.
En esta época en la que proliferan las escaladas a la carta organizadas como actividades de grupo para ejecutivos que quieren dejar patente su capacidad de afrontar y liderar retos de grupo es más importante aún la manera de vivir la montaña de gente como Óscar, como los pioneros, que tildados de locos vivían con pasión cada minuto planificando y escalando nuevos retos.
Suerte y ánimo, tú puedes.
Suerte y ánimo, tú puedes.
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