Hoy en La Voz de galicia:
"El Agra se hace oír en Bruselas
Los vecinos del barrio más poblado de la ciudad esperan que la visita de Losada a la Unión Europea sirva para embellecer la zona, dotarla de verde y reducir el tráfico.
Los vecinos del barrio más poblado de la ciudad esperan que la visita de Losada a la Unión Europea sirva para embellecer la zona, dotarla de verde y reducir el tráfico.
Los vecinos del Agra del Orzán esperan como agua de mayo el dinero que Bruselas pueda aportar para poner bonitas sus calles. «Ningún otro lugar en la ciudad necesita más espacios verdes, centros para mayores y lugares de ocio y culturales para los jóvenes», proclaman desde la asociación de vecinos barriendo para casa. Esperan que la nueva estrategia de desarrollo urbano impulsada por la Unión Europea no pase por alto la zona de la ciudad con más densidad poblacional. Por eso viajó el alcalde a Bruselas y en el Agra quieren saber qué arañó Losada de las arcas comunitarias. Aunque también esperan más atención del Ayuntamiento.
Sus vecinos dicen que se tienen merecida una buena partida porque el Agra do Orzán es el barrio más poblado de la ciudad, con 40.000 habitantes. Si fuera municipio, sería el octavo de Galicia. Y creciendo. Pues no hay otro en A Coruña que más gente recibe de otros países. Y no es porque los pisos estén regalados. Ni mucho menos. Los alquileres rondan los 500 euros y las ventas superan, en general, los 180.000, según advierten en una de las muchas inmobiliarias que hay en la zona. Lo que ocurre es que gusta vivir en el Agra, pese a lo que pese. Los vecinos presumen de que no les falta tienda en donde comprar, un lugar en el que pasear o un bar en el que tapear. Pero tienen un problema gravísimo, y es poner verde en un mundo de cemento. Aquí nadie es ciego para no ver que su barrio fue víctima, como pocos o ninguno, del terrible urbanismo salvaje de los setenta. No ya por el ladrillo, sino porque las calles parecen diseñadas con una regadera, con vías oblicuas, torcidas o sin salida. «Lo único que tenemos es la pequeña plaza de las Conchiñas y muchos no llevamos allí a nuestros hijos por la presencia de drogadictos», lamenta Luis Figueroa, que cuida de su pequeño en Andrés Gaos, que a raíz de ese problema se convirtió en una calle donde decenas de menores juegan. Eso sí, con menos verde que el de una maceta.
Porque la escasez de árboles, flores y césped «es lo que más urge», apunta Florentino en la plaza de las Conchiñas. A su lado, María Luisa opina lo mismo, si bien puntualiza que «antes estaba todo muchísimo peor». Pero hay cosas que no mejoran, según Pedro Carballo, como es el tráfico y, sobre todo, la falta de aparcamiento. Para este vecino de la calle Páramo, habría que buscar una solución para un barrio situado entre las congestionadas rondas, la de Nelle y la de Outeiro. Entre una y otra no existe una vía con capacidad para unirlas. Otra particularidad es la gran cantidad de extranjeros que fijaron en el barrio su residencia.
Tienen mucha esperanza en el centro Ágora. Pero para eso falta mucho. Y estarían mucho más contentos si el proyecto del Observatorio contemplase más verde. Los vecinos tienen ese proyecto entre ceja y ceja. Tanto, que un grupo llegó a pedir la independencia de A Coruña. Si esa ruptura se produjese, nacería la octava ciudad de Galicia. Pero eso solo fue una «bravuconada». Porque «somos tan coruñeses como el que más», dicen."
Sus vecinos dicen que se tienen merecida una buena partida porque el Agra do Orzán es el barrio más poblado de la ciudad, con 40.000 habitantes. Si fuera municipio, sería el octavo de Galicia. Y creciendo. Pues no hay otro en A Coruña que más gente recibe de otros países. Y no es porque los pisos estén regalados. Ni mucho menos. Los alquileres rondan los 500 euros y las ventas superan, en general, los 180.000, según advierten en una de las muchas inmobiliarias que hay en la zona. Lo que ocurre es que gusta vivir en el Agra, pese a lo que pese. Los vecinos presumen de que no les falta tienda en donde comprar, un lugar en el que pasear o un bar en el que tapear. Pero tienen un problema gravísimo, y es poner verde en un mundo de cemento. Aquí nadie es ciego para no ver que su barrio fue víctima, como pocos o ninguno, del terrible urbanismo salvaje de los setenta. No ya por el ladrillo, sino porque las calles parecen diseñadas con una regadera, con vías oblicuas, torcidas o sin salida. «Lo único que tenemos es la pequeña plaza de las Conchiñas y muchos no llevamos allí a nuestros hijos por la presencia de drogadictos», lamenta Luis Figueroa, que cuida de su pequeño en Andrés Gaos, que a raíz de ese problema se convirtió en una calle donde decenas de menores juegan. Eso sí, con menos verde que el de una maceta.
Porque la escasez de árboles, flores y césped «es lo que más urge», apunta Florentino en la plaza de las Conchiñas. A su lado, María Luisa opina lo mismo, si bien puntualiza que «antes estaba todo muchísimo peor». Pero hay cosas que no mejoran, según Pedro Carballo, como es el tráfico y, sobre todo, la falta de aparcamiento. Para este vecino de la calle Páramo, habría que buscar una solución para un barrio situado entre las congestionadas rondas, la de Nelle y la de Outeiro. Entre una y otra no existe una vía con capacidad para unirlas. Otra particularidad es la gran cantidad de extranjeros que fijaron en el barrio su residencia.
Tienen mucha esperanza en el centro Ágora. Pero para eso falta mucho. Y estarían mucho más contentos si el proyecto del Observatorio contemplase más verde. Los vecinos tienen ese proyecto entre ceja y ceja. Tanto, que un grupo llegó a pedir la independencia de A Coruña. Si esa ruptura se produjese, nacería la octava ciudad de Galicia. Pero eso solo fue una «bravuconada». Porque «somos tan coruñeses como el que más», dicen."
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