Tras dos años de trabajo, de muchas reuniones con el alcalde y muchos paseos por la plaza de María Pita, Alejandro Zaera Polo (Madrid, 1963) presentó ayer un proyecto de reforma de este entorno que definió como «calmado» y que supone «un ejercicio de modestia» frente a las «extravagancias» que irrumpieron en esta misma plaza en la década de los noventa. El arquitecto asegura que pretende dar a esta entorno una nueva identidad, que recuerde la historia naval y marina de A Coruña.
-Tras la eliminación de las terrazas actuales ¿qué usos plantea para ellas?
-La verdad es que no lo hemos analizado. Se podrían reciclar colocándolas en algún parque, por ejemplo. Pero ello plantea el problema de su desmontaje porque habrá que cortar el acero y difícilmente se podrán reutilizar dentro de unos límites económicos razonables. Es una reflexión que debería hacerse porque quizás sería más barato construirlas de cero en otro sitio que reutilizarlas.
-¿Debería haber una terraza por local? ¿No se corre el riesgo de saturar la plaza de mesas y sillas?
-No lo sé ni lo quiero saber todavía. Porque lo que estamos planteando no es un diseño final, sino una serie de sistemas de acondicionamiento de la plaza. Puede haber más o menos. Podríamos poner una para ver si funciona y le gusta o no a la gente. Es un sistema tan liviano y ligero que permite precisamente esa capacidad de que la plaza se vaya habitando a medida de las necesidades en lugar de colocar algo que después es muy difícil de desmontar.
-El sistema que propone es ligero ¿su coste económico también?
-Yo creo que estas terrazas serán más baratas que las que actualmente hay.
-Pero incorporará tecnología para desplegar y replegar las velas.
-Tienen una botavara que es un anemómetro, hay cierta tecnología... pero no es una tecnología punta. Este tipo de cubiertas ya están instaladas en casas particulares, por lo tanto no vamos a inventar nada. Sabemos cómo adaptarlas y funcionarán con una tecnología estándar que ya existe.
-¿Pero el coste sobre el que le preguntaba...?
-Hay muchas variables: si se alquilan o no, si se mantienen colectivamente o no... Dependiendo de esas variables se establecerán los costes. El análisis económico formaba parte del encargo y sabíamos que no podíamos gastar mucho dinero.
-¿Y de mantenimiento?
-No sé cuál es el mantenimiento de las actuales. Me imagino que el más importante es la limpieza del vidrio o los sistemas de apertura. En las terrazas que yo propongo el mantenimiento será diferente, pero como tantas otras terrazas de estructura liviana y que vemos en muchas otras ciudades como París, Bruselas o en Praga.
-¿Qué esperanza de vida le da a sus terrazas?
-No hemos hecho el diseño definitivo todavía. Sabemos la tecnología que podemos utilizar y cuáles son sus límites dimensionales. Ahora tenemos que hablar con los fabricantes y ver diferentes posibilidades. Por ejemplo, este tipo de telas que estamos utilizando para otros proyectos las fábricas las garantizan durante 25 años. Se ensuciará más o menos, pero la tecnología de las velas es más duradera que un vidrio, donde hay otros problemas de anclajes o juntas por donde se cuela el agua.
-En el proyecto no aparecen espacios verdes. Ni siquiera jardineras.
-Lo hemos pensado y no he excluido esa posibilidad. Esta plaza es un espacio muy grande y monumental y por lo tanto es muy difícil mediar en ella. Esa es la función que tienen las terrazas, porque hacen falta elementos. Y las terrazas actuales, como entidad, son positivas para la plaza, aunque su diseño no esté bien. Que haya más árboles, más terrazas, más bancos, más cosas en la plaza ayuda a mediar entre la escala monumental y la escala cotidiana. El problema para instalar árboles es la losa del párking. No nos queremos meter en una obra que obligue a reforzar las losas del párking. Es verdad que el verde a la gente le gusta, pero no sé si en una plaza urbana como esta en la que se hacen tantos grandes eventos aportaría mucho.
-Al final tampoco ha modificado los accesos al párking.
-Lo miramos, pero es un problema técnicamente complicado. Se podría hacer, pero con un coste muy importante. De momento no lo contemplamos en el proyecto porque no es necesario en términos del funcionamiento urbano de este espacio. Es un problema funcional y económico.
-Ha tardado dos años en presentar el proyecto. ¿Por qué tanto tiempo?
-Es un proyecto muy difícil. Para llegar a esto hemos dado muchas vueltas y hemos recogido opiniones muy diferentes. Sería un error hacer cualquier cosa que tuviera mejor pinta pero que fuera absolutamente erróneo. Lo importante es que lo que hagamos no limite la plaza a futuras actuaciones.
sábado, 6 de marzo de 2010
Las nuevas terrazas de María PIta
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